viernes, 5 de agosto de 2016

Sale a la luz una rama de Daech/EI que sería la encargada de reclutar, planificar y financiar atentados alrededor del mundo


“Emni”, la rama de Daech que teje su red terrorista a través del mundo

Una investigación del New York Times revela en parte los engranajes de esta “filial”, encargada de reclutar combatientes y de planificar atentados en el extranjero.

Todavía sabemos poco sobre la célula secreta “Emni”. Una larga investigación del New York Times publicada el miércoles permite conocer más sobre esta rama del Estado Islámico encargada de exportar el terrorismo a través del mundo. Según el diario norteamericano que pudo consultar documentos de los servicios de inteligencia europeos, interrogar funcionarios norteamericanos y reunirse con un ex combatiente de Daech, Emni sería un engranaje esencial de la organización terrorista.
Objetivo de esta “filial” creada en 2014: planificar ataques por fuera de los territorios controlados por Daech. Para eso, los responsables de Emni reclutan, forman y envían combatientes al extranjero. Se puede tratar de candidatos recientemente llegados a las tierras de la jihad como de “soldados” aguerridos y curtidos en técnicas militares. Estos últimos son seleccionados por nacionalidad y reagrupados por lengua en pequeñas unidades discretas, cuyos miembros se juntan a veces el día anterior a su partida al extranjero, escribe el diario norteamericano. A imagen de los comandos que atacaron Paris y Bruselas en noviembre de 2015 y marzo de. Es también el Emni quien habría comisionado al terrorista responsable de la matanza en el museo del Bardo y al tirador de la paya de Susse, ambas en Túnez.
Interrogado por el New York Times, un ex combatiente de Daech dice haberse encontrado con varios miembros del Emni el año pasado, mientras él estaba en Siria. Antes de los atentados de Paris, “ellos habían dicho que tenían varias personas posicionadas en Europa, listas para pasar a la acción”, cuenta este detenido hoy encarcelado en Alemania. “Querían tener una acción simultánea. Deseaban que varios ataques ocurrieran al mismo tiempo en Inglaterra, Alemania y Francia”. Detenido el 20 de julio de 2015 a su regreso de Siria, Harry Sarfo purga una pena de tres años de prisión.

Intermediarios “limpios” para no hacerse notar

Al principio, Emni era solamente un órgano de seguridad interior, cuyos miembros estaban encargados de detectar espías en Irak y en Siria. Pero a lo largo del tiempo, esta rama vio su dominio de acción extenderse y le fue confiada la organización de las operaciones exteriores. Se trata “de enviar gente a todas partes del mundo para llevar a cabo acciones violentas, asesinar o bien reclutar jóvenes o llevar productos químicos para las armas”, había explicado un jihadista francés frente a los investigadores de la DGSI el año pasado. Cada espía recibía 50.000 euros del Emni para realizar un ataque en Europa, según este hombre cuyas manifestaciones fueron informados en las columnas del diario Le Parisien.
La investigación del New York Times revela también los métodos del Emni para evitar que sus atacantes no se hagan notar antes de su paso a la acción. En efecto, la organización terrorista habría recurrido a intermediarios para establecer relaciones con los candidatos deseosos de cometer un atentado en sus países y con instructores infiltrados en Europa. Estos intermediarios serían nuevos conversos al Islam, hombres “limpios”, sin conexión con islamistas radicales, precisa el detenido Harry Sarfo. Esencialmente su misión consiste en hacer pasar consignas a los futuros atacantes o incluso transmitir videos de jihadistas que hayan jurado lealtad al EI antes de su ataque. De esta manera, algunos terroristas en apariencia aislados podrían haberse beneficiado de amplias complicidades para cumplir su proyecto mortífero.

Al-Adnani, jefe del Emni

A la cabeza de esta organización secreta, encontramos al portavoz de Estado Islámico Mohammed al-Adnani, también responsable de la propaganda. Nacido en el norte de Siria, este hombre de 39 años es un personaje discreto, del que sabemos pocas cosas. Incluso los combatientes más entrenados jamás han visto su rostro. El jihadista alemán Harry Sarfo dice haberse encontrado una vez en el momento de jurar fidelidad a Estado Islámico. Pero jamás lo pudo ver: el entorno de al-Adnani tuvo la precaución de vendarle los ojos durante la reunión.
Situados justo por debajo del organigrama, varios tenientes están encargados de programar los ataques en las diferentes regiones del mundo. Emni estaría así subdividido en varias secciones: un servicio secreto de asuntos europeos, otro para los asuntos asiáticos y un último para los asuntos árabes, detalla Harry Sarfo. Entre esos tenientes, hay dos que les interesan particularmente a los servicios de inteligencia: un tal Abu Suleymane, un francés de una treintena de años y Abu Ahmad, que sería sirio. Estos dos hombres serían los principales brazos derechos de al-Adnani, según la inteligencia norteamericana, citados por el New York Times. Su misión: identificar los combatientes, los blancos, y ocuparse de la logística de los atentados.

Dos hombres coordinaron los ataques de Paris

Estos dos serían los diseñadores de los ataques de Paris. Un testimonio ha particularmente transparentado el papel determinante de Abu Souleymane. Es el de un joven rehén del Bataclan, que se encontraba encerrado en un pasillo con dos de los tres terroristas la noche del 13 de noviembre. David Fritz-Goeppinger, de 24 años, llegó a interceptar esta frase durante la toma de rehenes: “¿Hay que llamar a Souleymane?”, pregunta el primer atacante al segundo. “Enseguida comprendí que este individuo tenía un lugar importante en la jerarquía”, confió al diario norteamericano. Según L'Express, ese jihadista habría dirigido un club deportivo en la región parisina antes de emigrar a Siria, con su mujer, también francesa, y sus dos hijos.
El papel del segundo, Abu Ahmad, aparece en el relato de Adel Haddadi, un jihadista detenido en Austria el año pasado. Mientras que él debía participar en un atentado en Francia, probablemente los del 13 de noviembre, este argelino dice haberse encontrado con el famoso Abu Ahmad, “el que daba las órdenes”. Este último le había dado dinero y un número de teléfono. Un número también garabateado sobre un pedazo de papel y encontrado en el bolsillo del pantalón de uno de los kamikazes del Stade de France, según el New York Times. Presentado en algún momento como el “cerebro de los atentados”, Abdelhamid Abaaoud en realidad no sería más que un simple coordinador.

Fuente: Le Figaro por Caroline Piquet publicado el 04/08/2016



«Emni», la branche de Daech qui tisse son réseau terroriste à travers le monde

Une enquête du New York Times révèle en partie les rouages de cette «filiale», chargée de recruter des combattants et de planifier des attentats à l'étranger.

On savait encore peu de chose sur la cellule secrète «Emni». Une longue enquête du New York Times publiée ce mercredi permet d'en apprendre davantage sur cette branche de l'État islamique chargée d'exporter le terrorisme à travers le monde. Selon le quotidien américain qui a pu consulter des documents des services de renseignements européens, interroger des officiels américains et rencontrer un ancien combattant de Daech, Emni serait un rouage essentiel de l'organisation terroriste.
Objectif de cette «filiale» créée en 2014: planifier des attaques en dehors des territoires contrôlés par Daech. Pour cela, les responsables d'Emni recrutent, forment et envoient des combattants à l'étranger. Il peut s'agir de candidats fraîchement arrivés sur les terres du djihad comme de «soldats» aguerris et rompus aux techniques militaires. Ces derniers sont sélectionnés par nationalité et regroupés par langue en petites unités discrètes, dont les membres se rencontrent parfois à la veille de leur départ à l'étranger, écrit le quotidien américain. À l'image des commandos qui ont frappé Paris et Bruxelles en novembre 2015 et en mars 2016. C'est aussi l'Emni qui aurait missionné le terroriste responsable de la tuerie dans le musée du Bardo et le tireur de la plage de Sousse, à chaque fois en Tunisie.
Interrogé par le New York Times, un ancien combattant de Daech dit avoir rencontré plusieurs membres de l'Emni l'année dernière, lorsqu'il était en Syrie. Avant les attentats de Paris, «ils m'avaient dit qu'ils avaient plusieurs personnes positionnées en Europe, prêtes à passer à l'action», raconte ce détenu aujourd'hui incarcéré en Allemagne. «Ils voulaient avoir une action simultanée. Ils souhaitaient que plusieurs attaques aient lieu en même temps en Angleterre, en Allemagne et en France». Arrêté le 20 juillet 2015 à son retour de Syrie, Harry Sarfo purge depuis une peine de trois ans de prison.

Des intermédiaires «propres» pour ne pas se faire repérer

À l'origine, Emni était seulement un organe de sécurité intérieure, dont les membres étaient chargés de détecter des espions en Irak et en Syrie. Mais au fil du temps, cette branche a vu son domaine d'action s'élargir et s'est vue confier l'organisation des opérations extérieures. Il s'agit «d'envoyer des gens partout dans le monde pour mener des actions violentes, tuer ou bien recruter des jeunes ou ramener des produits chimiques pour les armes», avait expliqué un djihadiste français devant les enquêteurs de la DGSI l'année dernière. Chaque espion touchait 50.000 euros de l'Emni pour mener une attaque en Europe, selon cet homme dont les propos ont été rapportés dans les colonnes du Parisien.
L'enquête du New York Times révèle aussi les méthodes d'Emni pour éviter que ses assaillants ne se fassent repérer avant leur passage à l'acte. En effet, l'organisation terroriste aurait recours à des intermédiaires pour mettre en relation les candidats désireux de commettre un attentat dans leur pays et des instructeurs infiltrés en Europe. Ces entremetteurs seraient de nouveaux convertis à l'Islam, des hommes «propres», sans connexion avec des islamistes radicaux, précise le détenu Harry Sarfo. Leur mission consiste essentiellement à faire passer des consignes aux futurs assaillants ou encore de transmettre des vidéos de djihadistes ayant prêté allégeance à l'EI avant leur attaque. Ainsi, certains terroristes en apparence isolés pourraient avoir bénéficié de plus larges complicités pour accomplir leur projet mortifère.

Al-Adnani, chef de l'Emni

À la tête de cette organisation secrète, on retrouve le porte-parole de l'État islamique Mohammed al-Adnani, également responsable de la propagande. Né dans le nord de la Syrie, cet homme âgé de 39 ans est un personnage discret, dont on sait peu de chose. Même les combattants les plus entraînés n'ont jamais vu son visage. Le djihadiste allemand Harry Sarfo dit l'avoir rencontré une fois au moment de prêter allégeance à l'État islamique. Mais il n'a jamais pu le voir: l'entourage d'al-Adnani ayant pris soin de lui bander les yeux lors de l'entretien.
Situés juste en dessous dans l'organigramme, plusieurs lieutenants sont chargés de programmer les attaques dans différentes régions du monde. Emni serait ainsi subdivisée en plusieurs sections: un service secret des affaires européennes, un autre pour les affaires asiatiques et un dernier pour les affaires arabes, détaille Harry Sarfo. Parmi ces lieutenants, deux intéressent tout particulièrement les services de renseignements: un certain Abou Souleymane, un Français d'une trentaine d'années et Abou Ahmad, qui serait Syrien. Ces deux hommes seraient les principaux bras droits de al-Adnani, selon des sources du renseignement américain, citées par le New York Times. Leur mission: identifier les combattants, les cibles, et s'occuper de la logistique des attentats.

Deux hommes ont coordonné les attaques de Paris

Tous deux seraient les concepteurs des attaques de Paris. Un témoignage a notamment laissé transparaître le rôle déterminant d'Abou Souleymane. Celui d'un jeune otage du Bataclan, qui s'était retrouvé enfermé dans un couloir avec deux des trois terroristes le soir du 13 novembre. David Fritz-Goeppinger, 24 ans, a ainsi intercepté cette phrase lors de la prise d'otage: «Faut-il appeler Souleymane?», a demandé le premier assaillant au second. «J'ai tout de suite compris que cet individu avait une place importante dans la hiérarchie», a-t-il confié au quotidien américain. Selon L'Express, ce djihadiste aurait dirigé un club de sport en région parisienne avant d'émigrer en Syrie, avec sa femme, française également, et leurs deux enfants.
Le rôle du second, Abou Ahmad, apparaît dans le récit d'Adel Haddadi, un djihadiste arrêté en Autriche l'année dernière. Alors qu'il devait participer à un attentat en France, probablement celui du 13 novembre, cet Algérien dit avoir rencontré ce fameux Abou Ahmad, «le donneur d'ordres». Ce dernier lui avait donné de l'argent et un numéro de téléphone. Un numéro également griffonné sur un bout de papier et retrouvé dans la poche du pantalon d'un des kamikazes du Stade de France, selon le New York Times. Présenté un temps comme le «cerveau des attentats», Abdelhamid Abaaoud n'était en réalité qu'un simple coordinateur.

Le Figaro par Caroline Piquet publié le 04/08/2016